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“No hay nada como un pequeño dolor físico para distraerse de sus problemas emocionales”.

El Dr. John E. Sarno fue un médico rehabilitador y profesor en la facultad de medicina de la Universidad de New York. Trabajó de manera ambulatoria en el Instituto Rusk dependiente de esa Universidad.

Desarrolló durante más de cuatro décadas un trabajo clínico de una gran honestidad académica, y una aguda observación científica, acompañada de un enfoque humanizado del padecer de sus pacientes.

Con sus investigaciones, el doctor Sarno sentó las bases para un nuevo paradigma en el abordaje del dolor crónico y otros síntomas funcionales.

A pesar de que su enfoque, su tratamiento y su gran visión fueron un gran avance, y un punto de inflexión, ahora cabe actualizarlo. Semejante a Albert Einstein, cuyos descubrimientos representaron una suerte de revolución para el desarrollo de la humanidad, pero no todo lo que postuló está validado ahora en la mecánica cuántica.

Actualizando el TMS

Síndrome de miositis tensional

El Dr. Sarno creó la hipótesis del TMS, el síndrome de miositis tensional, en la que postulaba, que el dolor se producía por una pequeña “deprivación” de oxígeno en los tejidos. Esta tuvo sentido en una época en la que se pensaba que el dolor se producía en los tejidos, además se creía que el dolor era un impulso nervioso que subía como tal percepción de dolor al cerebro, y era entonces cuando sentíamos dolor. 

Ahora, gracias a avanzadas investigaciones en neurociencias, sabemos que el dolor lo produce el cerebro únicamente, sea este agudo o crónico, le lleguen o no, impulsos nerviosos que le indiquen que hay daño en los tejidos. Sabemos que el dolor se construye como se construye cualquier emoción, y es, por lo tanto, una respuesta cerebral, y no un impulso nervioso, ya no confundimos el dolor con el daño. Por lo que la hipótesis inicial de que a los tejidos les faltaba oxígeno ha quedado obsoleta.

Su Gran Visión

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El Dr. John E. Sarno  fue un adelantado a su tiempo, ya que de una manera empírica postuló lo que ahora expresaríamos del siguiente modo:

Los desencadenantes que activan la respuesta en el cerebro de peligro o amenaza, no se deben solamente a las señales que llegan de los tejidos dañados, o a la respuesta de dolor aprendido social o culturalmente. En la experiencia de dolor está incluida toda la información de los acontecimientos emocionales y cognitivos (nuestras creencias) grabados en nuestra memoria.

Esa grabación cognitivo-emocional se ha quedado almacenada como amenazante o peligrosa ya que, en alguna ocasión en el pasado, así la ha interpretado o evaluado nuestro cerebro. A toda esa grabación almacenada en nuestra memoria se le llama ahora” Modelo Interno” (Flichtentrei) y se enmarca en las teorías de la neurociencia del cerebro predictivo o código predictivo.

El gran mérito del Dr. Sarno, fue que por primera vez, incluyó y contempló, cómo factores esenciales en el tratamiento del dolor crónico, otros desencadenantes o activadores de ese dolor,  como son nuestras creencias, lo que pensamos,  y nuestras emociones, lo que sentimos.

Muchas de las emociones que sentimos diariamente somos capaces de expresarlas, reconocerlas, y actuar en consecuencia.  Pero hay una vasta variedad de emociones, que no son reconocidas conscientemente, pero si almacenadas y grabadas en nuestra memoria inconsciente. Esas emociones evitadas o reprimidas, son las que activan en nuestro cerebro la señal de alarma, cada vez que se percibe, real o imaginariamente  una situación similar a la pasada (de peligro), donde se grabaron esas emociones. El objetivo del tratamiento del Dr. Sarno era ayudar a sus pacientes a darse cuenta, o aflorar en el proceso de reversión del dolor, esas emociones reprimidas o evitadas, y así desactivar esa “falsa alarma” en el cerebro.

De todo este postulado ahora podemos afirmar que la experiencia de dolor, al igual que cualquier experiencia emocional, como rabia, miedo, o culpa, también activan y mantienen la señal de alarma del cerebro produciendo una respuesta de evitación, fuga o congelación tan necesarias para nuestra supervivencia. 

En los últimos años, el abordaje del Dr. Sarno ha sido adoptado, actualizado y avalado con rigurosa evidencia científica, por una nueva generación de médicos y terapeutas. Resulta alentador que otros autores también hayan publicado artículos en revistas revisadas por pares sobre su enfoque. Actualmente existe una importante bibliografía que explora en profundidad la conexión entre la presentación del dolor y los factores psicosociales.

Investigaciones del Dr.Sarno

Sarno, John. 1981. “Etiology of Neck and Back Pain: An Autonomic Myoneuralgia?”. Journal of Nervous and Mental Disease Vol 169 No 1 p55-59.

Sarno, John. 1977. “Psychosomatic back ache”. Journal of Family Practice Vol 5: p353-357.

Sarno, John. 1976. “Chronic back pain and psychic conflict”. Scandinavian Journal of Rehabilitation Medicine Vol 8: p143-153.

Sarno realizó tres estudios retrospectivos formales en el Instituto Rusk en 1982, 1987 y 1999 para evaluar la eficacia de su tratamiento. En total, 371 clientes con dolor crónico seleccionados al azar fueron entrevistados entre seis meses y tres años después del tratamiento para determinar su nivel de dolor y capacidad funcional. El 72% informó de que estaban libres o casi libres de dolor, con una actividad sin restricciones, mientras que el 16% informó de alguna mejora y el 12% de poca o ninguna mejora. Más de un tercio había sido aconsejado previamente por los médicos para someterse a la cirugía. Sin embargo, cuando se les entrevistó entre uno y tres años después del tratamiento, un notable 88% de estos clientes dijo estar libres o casi libres de dolor”. (Gordon 2010: “Miracles of mindbody medicine”. Healthcare Counselling & Psychotherapy Journal; Jan2010, Vol. 10 Issue 1, p17).

Esta página esta dedicada a su inmensa labor en sentar los nuevos paradigmas del dolor crónico y sus revolucionarias soluciones